Cada año, del 1 al 7 de agosto, se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna, una iniciativa promovida desde 1992 por la Alianza Mundial pro-Lactancia Materna (WABA), en conjunto con la OMS y UNICEF. Su objetivo: proteger, promover y apoyar la lactancia como un derecho fundamental de los niños y las madres, clave para la supervivencia infantil, la salud materna y el desarrollo sostenible.
La elección de esta fecha no es casual. Conmemora la “Declaración de Innocenti” de 1990, un compromiso internacional firmado en Florencia para fomentar políticas públicas que aseguren el amamantamiento como pilar esencial de salud pública.
En República Dominicana, aunque se han dado pasos significativos —como la inclusión del tema en guías perinatales y la creación de salas de lactancia en algunos espacios laborales—, la lactancia materna sigue enfrentando enemigos silenciosos: los mitos. Ideas heredadas que, aunque bien intencionadas, limitan la lactancia exclusiva y perpetúan prácticas que pueden ser perjudiciales.
Hoy, más que nunca, necesitamos hablar claro. Estos son algunos de los mitos más comunes que escuchamos a diario en nuestro país:
Mito 1: “Mi leche no alimenta”
Muchas madres dominicanas creen que su leche “no llena”, especialmente si el bebé llora mucho o si la leche se ve clara. Sin embargo, la leche materna varía en aspecto y composición a lo largo de la toma, y está perfectamente diseñada para satisfacer las necesidades del bebé. No existe la “leche débil” cuando la lactancia es adecuada.
Mito 2: “Tengo los senos pequeños, no produzco suficiente”
El tamaño del pecho no define la capacidad de producir leche. Lo que importa es la estimulación frecuente del bebé. Los senos pequeños pueden ser igualmente eficaces si hay succión adecuada y libre demanda.
Mito 3: “El bebé llora porque mi leche no lo llena”
El llanto infantil no siempre significa hambre. Puede deberse a calor, gases, necesidad de contacto o sueño. Esta idea errónea lleva a introducir fórmulas innecesarias y debilitar la lactancia exclusiva.
Mito 4: “Hay que darle ‘agüita’ porque hace calor”
Este mito persiste especialmente en zonas rurales del país. Pero la leche materna ya contiene la cantidad de agua que el bebé necesita, incluso en climas calurosos. Dar agua puede generar riesgo de diarrea y reducir la succión.
Mito 5: “La lactancia deforma los senos”
Lo que cambia el seno es el embarazo en sí, no el acto de lactar. Además, los cambios estéticos son reversibles en gran medida y no deberían estar por encima del bienestar del bebé.
Mito 6: “Si estoy enferma, no debo amamantar”
Enfermedades comunes como resfriado o gripe no son una contraindicación para lactar. Al contrario, la leche materna contiene anticuerpos que ayudan a proteger al bebé. Solo algunas infecciones específicas (como VIH o HTLV) pueden requerir suspensión.
Mito 7: “Una madre que trabaja no puede lactar”
Aunque los desafíos son reales, muchas madres pueden continuar lactando si se les brinda el apoyo adecuado. Extraer y conservar leche, así como contar con salas de lactancia en el trabajo, son herramientas eficaces. Nuestra legislación (Ley 87-01) contempla derechos de lactancia, aunque su aplicación sigue siendo limitada.
Mito 8: “La fórmula es igual que la leche materna”
Las fórmulas pueden ser útiles en algunos casos, pero no equivalen a la leche materna. Esta es un fluido vivo que cambia según la edad, la hora del día y las necesidades del bebé. Además, contiene anticuerpos, hormonas y factores inmunológicos imposibles de replicar.
Una batalla cultural que se gana con ciencia y acompañamiento
Los mitos de la lactancia son una forma de violencia simbólica contra el derecho de las mujeres a amamantar en libertad, con respaldo y sin culpas. La Semana Mundial de la Lactancia no debe ser solo una efeméride simbólica, sino un llamado real a cambiar discursos, educar con evidencia y fortalecer políticas públicas que coloquen a la lactancia en el centro de la salud pública.
Cada madre necesita información confiable, empatía profesional y tiempo protegido para ejercer su derecho a lactar. Cada bebé tiene derecho a recibir el alimento más completo que existe: la leche de su madre.
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