Éste artículo está dedicado a tí que eres un hombre o mujer de hoy…!
Por: Primitivo Gil
Vivimos tiempos de mucho ruido, distracciones constantes, desenfoque espiritual y una creciente frialdad en la fe. Vemos cómo muchas personas, incluso creyentes, se dejan arrastrar por el entretenimiento vacío, las presiones del día a día y los afanes de este mundo. Nos dormimos espiritualmente, y cuando despertamos, ya estamos lejos del propósito de Dios.
La dejadez no es simplemente cansancio: es el resultado de un corazón que ha perdido dirección. La Biblia nos advierte:
“No seáis perezosos; antes bien, sed imitadores de los que por la fe y la paciencia heredan las promesas.” (Hebreos 6:12)
Cuando la fe se debilita, se enfría la conexión con Dios, y con ello, se pierde el discernimiento espiritual. Empezamos a ver lo malo como normal y lo bueno como aburrido.
“Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento.” (Oseas 4:6)
Es urgente que volvamos al primer amor. Que reconozcamos que sin sabiduría divina no podemos distinguir entre lo correcto y lo conveniente.
“Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” (1 Corintios 2:14)
La distracción es el arma del enemigo para robarnos el enfoque, y con él, nuestro destino. Jesús mismo lo dijo:
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33)
Entonces, ¿qué hacer?
1. Volver a la Palabra de Dios.
La Biblia no es solo un libro antiguo; es vida, dirección y escudo.
“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.” (Salmo 119:105)
2. Perseverar en la oración.
La oración no cambia a Dios, nos cambia a nosotros. Es la herramienta para alinear nuestro corazón al cielo.
“Orad sin cesar.” (1 Tesalonicenses 5:17)
3. Alejarse de las voces equivocadas.
No todo lo que suena bien viene de Dios.
“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios.” (1 Juan 4:1)
4. Buscar sabiduría antes que éxito.
La sabiduría que viene de Dios nos protege del error.
“Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios… y le será dada.” (Santiago 1:5)
5. Rodearse de gente de fe.
Necesitamos alianzas sanas, que edifiquen y no que nos hagan retroceder.
“El hierro con hierro se afila; y así el hombre afila el rostro de su amigo.” (Proverbios 27:17)
Hoy más que nunca necesitamos volver al enfoque. No es tiempo de vivir en tibieza espiritual, ni de seguir ciegamente al mundo. Es tiempo de volver a Dios con todo el corazón.
“Despiértate tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.” (Efesios 5:14)
Dios todavía habla. Todavía guía. Todavía transforma. Solo hay que volver.
Escrito por: Primitivo Gil
Comunicador, periodista y servidor comprometido con la verdad.