La desconexión entre el gobierno y el pueblo

La desconexión entre el gobierno y el pueblo

Por: Roberto Veras

SANTO DOMINGO.-

Cuando los gobernantes dejan de escuchar a su pueblo, tarde o temprano, el pueblo les da la espalda. Es un ciclo que, aunque a menudo ignorado, siempre se repite: cuando los líderes pierden el oído en el corazón de la gente, el respaldo se desvanece y el apoyo se convierte en un bien efímero.

El actual gobierno, por ejemplo, no debe olvidar que le debe su puesto a la lucha del pueblo, a los clamores de una sociedad cansada de la corrupción y la impunidad. La marcha verde, que recorrió las calles de la República Dominicana en demanda de justicia, fue más que un simple acto de protesta.

Fue la expresión del pueblo, convocada por una amplia coalición de organizaciones de la sociedad civil que unieron sus voces para exigir la justicia que se les había negado durante años.

En ese contexto, es imposible olvidar que la marcha, que comenzó como un grito en contra de los actos de corrupción que salpicaban al gobierno de entonces, se convirtió en el punto de inflexión que impulsó el cambio político que hoy ocupa el poder.

Marcha Verde no solo demandaba justicia, sino también un futuro más transparente, una nueva forma de hacer política en la que los intereses del pueblo prevalecieran sobre los de los corruptos.

Sin esa presión social, el gobierno actual no habría alcanzado la legitimidad que posee. El pueblo le dio su respaldo bajo la promesa de que los responsables de los grandes escándalos de corrupción, como el Caso Odebrecht, serían llevados ante la justicia.

Sin embargo, a medida que avanza el tiempo, la desconexión entre el gobierno y la gente parece irse profundizando. El reciente evento en «Hoyo de Friusa», una marcha convocada para tratar temas de inmigración y soberanía nacional, nos ofrece un claro ejemplo de esta disonancia.

Si bien es cierto que algunos sectores siguen apoyando al gobierno, la pregunta sigue siendo la misma: ¿Está el gobierno realmente escuchando las voces de la gente? La falta de acción sobre temas críticos como la corrupción, la justicia y la pobreza, aun cuando la sociedad clama por respuestas claras, deja un vacío de confianza que puede ser fácilmente llenado por alternativas políticas que representen un cambio genuino.

La verdad es que, si el gobierno no toma en cuenta los reclamos legítimos de los ciudadanos y se mantiene distante de las problemáticas reales que afectan a la mayoría, es solo cuestión de tiempo antes de que pierda su base de apoyo.

El pueblo no olvidará que fue su lucha y su movilización lo que puso a este gobierno en el poder. La historia está llena de ejemplos donde la desatención a las demandas populares ha llevado a las autoridades a perder su legitimidad.

En conclusión, el gobierno debe entender que el poder se construye desde abajo, desde las bases. Debe poner el oído en el pueblo, escuchar los reclamos y, sobre todo, actuar en consecuencia. De lo contrario, la frustración de la gente continuará creciendo, y la búsqueda de nuevas alternativas políticas se convertirá en una realidad cada vez más palpable.

La lección es clara: gobernar no solo es administrar, sino también escuchar, entender y actuar en beneficio del pueblo. Si no lo hace, el apoyo que hoy disfruta podría convertirse en un recuerdo lejano, y la búsqueda de nuevas alternativas no será solo una posibilidad, sino una necesidad.

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